Las indeterminaciones visuales de Martín Olmedo
El hecho de que se abra la mente a un juego inteligente, donde se construyan mundos posibles, cortando y pegando pedazos de periódicos, revistas, fotografías, cartones, al mismo tiempo pintando y otras veces redibujando sobre la imagen mostrada, nos revela una actividad artística que se vuelve discurso partitivo. Pues la suma de todas esas partes, nos acerca al imaginario del artista plástico Martín Olmedo (Cd. de México-1980). En ese juego de sentidos, su exposición individual titulada: Fragmentos Imprevistos (Puebla – México, del 1 febrero al 1 marzo, 2018. Centro Cultural D´los), en un primer momento, observamos lo que llamó Deleuze “La Rostridad”. Ese enfoque creacional del rostro como un texto en sí mismo que sugiere estados de ánimo, gestualidades, vicios, placeres, planos construidos con: bocas, narices, piernas, pechos, manos, pies, hombres, mujeres, además del trabajo de resignificar, genera una sensación de asombro y extrañamiento. En estas configuraciones no se remit