Era el mediodía de un día martes de júbilo nacional, cuando Rogelio estaba en la playa y tenía hambre. Andaba con poco dinero y pensaba quedarse hasta el jueves en la mañana porque el viernes, a primeras horas del día, tenía que resolver asuntos burocráticos en su trabajo. Pasado un rato de indecisión, decidió caminar por la orilla de la playa; agarró su billetera, cerró la carpa y la dejó allí, abandonada. Caminaba y contemplaba el horizonte acuático. Ensimismado, sin importarle mucho lo que le pudiera suceder, estaba tranquilo y todo normal: el sol reluciente, el bronceado blancuzco, las palmas con sus cocos guindando y el hambre que se hacía más presente. De repente, entre la distracción del largo caminar, llegó a un caserío donde algunas familias en la playa, entre la música disparada de los reproductores, la algarabía de los niños, los gritos esporádicos de las madres, los besos escondidos de los adolescentes, las cajas de cervezas de los viejos, cocinaban a la l

SICARIO (en poesía) Llega el sicario que es un muchacho joven de dieciséis años en franelillas roja y bermuda azul, con una ametralladora en la mano Dispara a un grupo de gente que está arrinconada en una esquina esperando -¿ Qué ?- todos sentados. Llega a la esquina, los mira apunta al grupo familiar tac-tac-tac-tac-tac-tac-tac-tac-tac-tac-tac Un joven del grupo familiar cae al piso, el padre y la madre lo recogen. El joven de la familia en pasos heroicos se levanta y se saca las balas con los dedos que tiene incrustada en una costilla y en un riñón El sicario después de disparar huye, el joven de la familia quiere venganza, mientras tanto se refugia en su familia, ellos lo atienden, lo asisten De pronto el joven del grupo familiar se levanta en una corazonada y camina hasta la esquina, se asoma, y del otro lado está el sicario cargando la ametralladora El joven del grupo familiar se lanza contra él forcejean con la ametralladora la sangre corre el joven del grupo familiar